Rumualdo El Misionero Segunda Parte. Labor Y Ministerios.

Muy poco se conocía de los trabajos seculares de Rumualdo pero entre ellos
podemos destacar su buen desempeño como editor de señas para sordomudos, entrenador de gatos hidráulicos, luego en su próximo trabajo no le fue tan bien pues se dedicaba a trabajar para un judío de lunes a sábado, le pagaban lo trabajado de lunes a viernes y no le pagaban por el sábado pues su jefe como buen judío religioso siempre guardaba el sábado.

Títulos como doctorado en psicología marítima, ingeniería de ingenios, perito contador eléctrico, le parecían nada ante la gran demanda y el peso que sentía en su vida en cuanto al ministerio, el sentía que debía hacer algo en la iglesia, fue así como comenzó a cantar y cantaba tan malo que el enemigo huía al escuchar el aullido de su voz, luego se dedico a la enseñanza porque cada vez que compraba algo lo vivía enseñando, limpiaba la iglesia, fue hujier, tesorero, presidente de los jóvenes y en siendo cargos los tuvo casi todos, lo único que le faltaba era ser pastor de la iglesia, razón por la cual muchos piensan que lo mandaron a las misiones foráneas asunto que cayo como anillo al dedo para el, pues en un país latino como ese, en esa pequeña iglesia el era el único que hablaba ingles y ese man era tan bueno para eso de los idiomas, que cada vez que alguien le traía una ensalada rusa el de inmediato la traducía antes de comérsela. Admirado le pregunte ¿Cómo aprendiste a enfrentar las adversidades que representa estar en el ministerio? ---me respondió; Aprendí de un pastor a no tener temor a la falta de techo, hambre, griteríos, insultos.

- !wao! ese pastor debió ser una persona muy influyente en tu vida ¿y quien es ese pastor? seguí preguntado

Un pastor alemán que yo tenía me contesto, ese man no se quejaba de nada a menos que no le dieran una pedrada.

La iglesia fue notando la gracia que este joven tenia al predicar, pues cada vez que el estaba dando alguna campaña evangelistica se veían grandes milagros y no era nada extraño ver a un cojo hablar, los ciegos oír y los mudos caminar. estas señales le seguían dondequiera que el iba.