Un pastor con muy poco sentido del humor y muy muy mala memoria asistió a una conferencia para ayudar a animar y equipar mejor a los predicadores en su ministerio.
Entre los ponentes se encontraban grandes oradores muy conocidos y dinámicos. Uno de tales audazmente se acercó al púlpito y, recogiendo la atención de toda la multitud, dijo: "Los mejores años de mi vida los pase en los brazos de una mujer que no era mi esposa!"
Toda la gente se sorprendió. Entonces siguió diciendo: "Y esa mujer era mi madre!" - La multitud se echó a reír y les entregó el resto de su charla, que se desarrollo bastante bien.
A la semana siguiente, el pastor decidió que daría a esta cosa del "humor" una prueba y utilizaría aquella broma en su próximo sermón.
El siguiente domingo, cuando llegó al micrófono gritó: "Los mejores años de mi vida los pasé en los brazos de una mujer que no era mi esposa!"
La congregación entera dejó de respirar y lo miraban boquiabiertos. Después de permanecer allí por varios segundos, tratando de acordarse de la segunda mitad de la broma, el pastor finalmente soltó: "... y no puedo recordar quién era ella!"