Después de predicar acerca de los dones espirituales, un hermano vino y le preguntó al pastor,
“Pastor, ¿qué hago? Yo sólo tengo un don y es el de criticar, que hago con el?”
El pastor, después de pensarlo, le dijo: “¿Recuerda que el hombre que tenía sólo un talento se fue y lo enterró?” “Sí,” contestó el hermano. “Pues yo te recomendaría que hagas lo mismo con tu don.”
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