En una iglesia rural se estaba realizando un culto muy encendido; un hermano nuevo que nunca había sentido el Espíritu Santo dijo: “Tómame Señor, tómame Señor.” Pero resulta que habían unos cables de luz pelados, el hermano los pisó sin darse cuenta y se empezo a electrocutar, cuando dice: "¡Pero Señor, no me tomes tan fuerte!"
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