En una ocasión un grupo musical invitado llegó a una iglesia. El grupo cantó y tocó hasta la medianoche. Ya para esa hora toda la iglesia se había ido, excepto un hermano que se quedo esperando hasta que el grupo terminara. Entonces, el líder del grupo le dijo:
-Gracias hermano ¡Usted sí alaba a Dios!
Y el hermano respondió:
-No hermano; verá, es que a mí me toca cerrar la iglesia...
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