Un niño y su abuelo iban de camino a la iglesia, y por el trayecto encontraron un gatito. Tal fue la insistencia del niño por llevarse al gatito que el abuelo le dijo que estaba bien. Antes de entrar a la iglesia, el abuelo le dijo al niño: "Pásame el gato, que yo lo voy a guardar debajo de la manta para que nadie lo vea"
Durante la predicación el pastor señalaba que había hermanos que andaban con cosas ocultas, y dijo: "¡Entre nosotros hay hermanos que andan con gatos encerrados!"
El niño, al no entender el dicho, le dijo gritando al abuelo: "¡Abuelito! ¡Ya te descubrieron!"
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