Había un pastor que fue a visitar a una familia de la iglesia. El hijo más chico de la casa empezó a dar vueltas alrededor del pastor, así que la mamá le dijo: Hijo, estate quieto.
El niño seguía dando vueltas alrededor del pastor, así que la mamá le volvió a decir lo mismo, y así siguieron por un largo rato hasta que la mamá le dijo: ¿Por qué no obedeces?
El niño respondió: Es que le estoy buscando la otra cara al pastor, porque mi papá dice que tiene dos caras.
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