Durante el ensayo de la boda, el novio se acercó al ministro con una oferta inusual. "Miré, le voy a dar $100 si usted cambia los votos de la boda. Cuando me toque a mí, me gustaría que usted acabará antes de llegar a la parte de la promesa de 'amar, honrar y obedecer' y la de 'renuncias a todas las demás para ser fiel a ella para siempre'.
El ministro asintió y el novio se fue satisfecho.
El día de la boda llega, y los novios han llegado a la parte de la ceremonia en la que se intercambian los votos. Cuando llega el momento para los votos del novio, el ministro se ve al joven a los ojos y dice: "¿Prometes delante de ella, obedecer cada orden y deseo, servirle el desayuno en la cama todas las mañanas de tu vida y jurar eternamente delante de Dios y de tu encantadora esposa jamás mirar a otra mujer, hasta que la muerte los separe?"
El novio tragó saliva y miró a su alrededor, y dijo con un murmullo: "Sí. Acepto".
El novio se inclinó hacia el ministro y susurró molesto: "Pensé que teníamos un acuerdo."
El ministro le puso los $100 en su mano y susurró a su vez: "Ella me hizo una oferta mucho mejor."
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