Acá apenas algunas de las situaciones que sufren los pastores entre sus ovejas:
Si el sermón es largo, entonces es muy aburrido.
Si el sermón es cortito, seguro no se preparó.
Si visita mucho a los hermanos, pasa demasiado tiempo fuera de la iglesia.
Si los visita poco a los hermanos, está descuidando el rebaño.
Si habla a gritos, es muy regañón.
Si habla con voz suave, no tiene autoridad.
Si viste de traje, se preocupa solo de las apariencias.
Si viste informal, no tiene respeto por la congregación.
Si esta gordo, no tiene dominio propio.
Si esta flaco, es un muerto de hambre.
Si convoca mucho a ayunar, no tiene consideración por los hermanos que trabajan.
Si convoca poco a ayunar, no es muy espiritual.
Si cuenta chistes en la prédica, es un payaso.
Si no cuenta chistes en la prédica, es demasiado serio.
Si pide más ofrenda, seguro le sirve a Dios por el dinero.
Si nunca pide ofrenda... bueno, solo se molesta el tesorero cuando le toca hacer el balance.
Si tiene muy buena casa, se enriquece a costa de la iglesia.
Si tiene una casa humilde, seguro esta en maldición por andar en pecado.
En fin, si quedarle bien a todos es algo que ni Dios puede hacer... cuanto menos podrá el siervo de Dios. Así que, habla menos de tu pastor y mejor trata de orar más por él.
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