Un pastor que dejaba el pastorado de una iglesia, saludaba a los fieles por última vez en la puerta del templo. El ministro estrechó la mano de una mujer anciana que salía. "Pastor, su reemplazo no será tan bueno como usted", expresó la hermana. "Oh, por favor", dijo el pastor en tono humilde.
"No, no, realmente", insistió la veterana feligrés. "He estado en esta iglesia durante cinco administraciones diferentes y cada pastor que vino fue peor que el anterior".
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